Combate nulo en Alpe d’Huez

Después de vivir una de las mejores etapas que se recuerdan en la jornada anterior, la llegada a Alpe d’Huez dejó un tremendo poso de decepción en lo que supuso la jornada de cierre a los Alpes. Ni la fiesta nacional francesa animó una carrera resacosa de todos los acontecimientos vividos en el Col de Grandon.

Pogacar atacó un par de veces –aunque sin excesiva chispa– en la ascensión de Alpe d’Huez tras prometer revancha y guerra antes de la jornada. Los favoritos fueron con el freno de mano echado en una jornada en la que se subió el Galibier, Croix de Fer y se acabó en la mítica cima de las 21 curvas de herradura.

Los favoritos dejaron que Tom Pidcock –estrella de 22 años del ciclocross– inscribiese su nombre tras una fuga en la que Chris Froome volvió a brillar tres años después del accidente que le cambió la vida. El tetracampeón del Tour cosechó su mejor resultado en mucho tiempo finalizando tercero de la etapa que era reina y que se quedó en un bluff.

Vingegaard apenas pasó apuros y el equipo Jumbo le llevó en volandas para que apenas sufriera a un Pogacar que dio la sensación de haber podido ser eliminado por el líder si este hubiese atacado con la misma convicción de la jornada anterior. Junto a ellos brilló el veterano Geraint Thomas, quien con su motor diesel vio cómo le limpiaban a otros candidatos al podio como Nairo Quintana, Romain Bardet o Adam Yates.

Tras vivir su jornada más aciaga, Enric Mas tiró de raza y carácter para entrar con el grupo de los gallos. El ciclista balear tendrá ahora que replantear objetivos, aunque esto es un golpe moral de cara a los Pirineos. Movistar deberá decidir entre ganar una etapa o terminar séptimo de la carrera.